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martes, 15 de febrero de 2011

La cultura hedonista dominante va tras la inocencia infantil

Mientras en la edición de diciembre 2010 - enero 2011 de la revista francesa Vogue, tenía imágenes de niñas que incitaban a la pedofilia, en algunos de nuestros países latinoamericanos ahora el boom del marketing en cuadernos escolares es que traigan en sus portadas fotos de modelos en diminutos trajes de baño, con el peregrino argumento de que así querrán estudiar más.
Las imágenes seductoras de menores de edad escandalizaron a Francia y al mundo.
Todos opinan: pura y simple pedofilia. ¿Qué están haciendo niñas de siete años en unas poses sugestivas? Incitando al sexo… no hay que tener tres dedos de frente.
Y es lo mismo que se puede pensar de unos cuadernos  que en lugar de traer los conocidos personajes de Disney u otros de las tiras cómicas o paisajes, como antaño, ahora traen seductoras mujeres casi desnudas.
 Tal vez por eso es que la educación sexual preconizada por la UNICEF y la UNESCO debe comenzar a los cinco años enseñándoles a las “ventajas” de la masturbación.
Una de las imágenes de Vogue, con la palabra “Cadeaux” (regalos) en el aviso muestra a una niña vestida con un gran colar de esmeraldas, no quedando en claro si lo que está ofreciendo es la joya o la niña.
Con un problema adicional, y es que entra en juego la defensa a la que acuden los abusadores, que es decir “ella me provocó”.
Lo de Vogue y los cuadernos escolares no es normal, como lo asegura la Sociedad de Psiquiatría Americana (APA). Todo se explica como una tendencia hacia la “sexualización” o “erotización” de niños y niñas, al volverlas o volcarles objetos sexuales sin que se den cuenta: ”La valoración de una niña principalmente por su atractivo y comportamiento sexual y la comparación de ella con un estándar de belleza muy definido”.
Señalaba una crítica de moda del New York Times, Cathy Horin, que la moda está en crisis y no teniendo nada significativo qué decir, diseñadores y fotógrafos quieren beneficiarse con el sexo.
 Los fabricantes de cuadernos andan en la misma tónica.
Corresponde a padres y educadores revertir esta tendencia.
G. L

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