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viernes, 27 de agosto de 2010

El “matrimonio” homosexual y el relativismo moral en el que vivimos

Ciego, sordo y mudo, parece ser que esa es la posición
que muchos católicos toman delante de la realidad del mundo
Me gustaría tocar dos temas dentro de este artículo, que en realidad presentan entre sí una conexión.

Buscando algún programa televisivo interesante para ver, el día siguiente al pronunciamiento del Parlamento argentino sobre el casamiento homosexual, me paré algunos momentos en uno de los canales más importantes de nuestro país y me dolió las declaraciones de uno de los periodistas, que tal vez hoy en día, sea uno de los más importantes de este canal que decía, refiriéndose a la nueva ley que había sido aprobada en el país hermano: “Yo soy católico, pero si el Estado, que es laico, tiene que decidir sobre estos temas, yo no me puedo meter.”
¡Qué triste forma de mirar la vida! Pero lo que es más triste aún es la posición tomada y defendida por este señor que es simple y sencillamente la posición de una gran parte de los católicos, no sólo paraguayos sino que de todo el mundo.
¿El ser católico me niega el derecho, que todo ciudadano libre ostenta, de poder manifestar mi posición delante de las decisiones que toma el Estado? ¿Si no somos los católicos los que deberíamos opinar quién tiene que opinar, sólo los masones, los ateos y los agnósticos?
No, definitiva y tajantemente, ¿No nos damos cuenta que es eso lo que el mundo quiere? La Iglesia Católica, históricamente ha sufrido persecuciones, aún cuando todos decían que mandaba, y las seguirá sufriendo, ¿saben por qué queridos amigos? Porque nosotros estamos a favor de la verdad, la Iglesia ha cumplido a lo largo de su historia (con errores, claro como toda obre humana, pero con una gran diferencia: No se ha quedado nunca en los errores ajenos, sino que los abrazó) el difícil deber de ser la defensora de la vida, de la verdad, sea cual sea, es por eso que nosotros no podemos quedarnos callados ante temas como este.
Manisfestación de organizaciones homosexuales
¿Por qué no al casamiento homosexual?

“Estamos en contra del casamiento homosexual porque es pecado”, esta era la afirmación que se repetía en boca de unos y otros de los que se declaraban en contra al matrimonio gay. Una justificación de la postura que es totalmente infantil, y que a la mayoría le parecería totalmente ridícula.
Entonces, ¿por qué no apoyamos a la unión homosexual y a la homosexualidad en sí?
La explicación que parece más lógica podría ser un tratado filosófico de un filósofo alemán, ateo, que utilizando la imagen de la creación que aparece en la biblia afirma: “Para crear a la mujer al hombre le fue quitada una costilla, y en el lugar de la costilla queda un vacío. Es por eso que la costilla busca volver a su lugar; y, el vacío busca la costilla que lo llene. He aquí la explicación del enamoramiento.”
Es decir que la ontología misma del hombre es contraria a la homosexualidad, siguiendo con la imagen que utiliza el filósofo alemán, una costilla no puede juntarse con otra costilla, un vacío no se puede juntar con otro vacío, porque ¿qué queda o, mejor aún, a qué se llega? A un vacío, a una desesperación aún mayor.
Esta, queridos amigos me parece que sea la mejor explicación del porqué estamos contra la homosexualidad, porque la misma ontología del hombre va en contra de ella.
El enamoramiento, una de las sensaciones más sutiles que el corazón del hombre siente es la búsqueda de una presencia que pueda llenar el deseo de infinidad que tiene. Tampoco quedemos en que el enamorado o la enamorada puede ser la justa causa por la cual vivir, porque si fuese así la vida tendría que acabar cuando se presentan problemas.
Los homosexuales necesitan de una compañía que
les ayude a reconocer una Presencia más grande

“Los homosexuales son los peores”

Esta era una de las tantas afirmaciones con las que me encontré, pero, ¿es real esta afirmación?
Los homosexuales pasan por una patología, su deseo es igual justo, el deseo de ser amado, pero esta patología crea una imagen distorsionada de este deseo. Que nadie utilice como justificación el hecho de que la homosexualidad no es una enfermedad porque existe desde los tiempos de la Antigua Grecia. A aquellos que mantienen esta postura, les invitaría a revisar análisis psicológicos de alguno de estos hombres y mujeres y nos encontraremos que en algún momento de su vida han pasado por un fuerte trauma con la imagen paterna o tal vez la materna.
Tampoco podemos tomar posturas drásticas como el caso que se da cuando muchos gays buscan ayuda o se dan cuenta que no pueden seguir por el camino que empezaron se encuentran con las puertas cerradas o con gente que le da la espalda, entre estos aquellos que se autodenominan los “más católicos”, olvidándonos que ellos buscan satisfacer el deseo de su corazón el mismo deseo que todos los hombres tenemos.
Existe algo más grande que llena ese vacío que todos los hombres, mujeres, todos buscamos y que los cristianos llamamos Dios.

Juanki